No hace falta tener una memoria prodigiosa para recordar que en los 70’ un grupo abnegadas madres argentinas encabezada por Azucena Villaflor de Vincenti fundaba Madres de Plaza de Mayo.
Pero en la primera década de este siglo, a la mejor manera privatizadora de los 90’ , la justa lucha de aquellas pioneras, bajo las ordenes de Bonafini y sus hijos adoptivos, los Schoklender, ha sido trasformada en un floreciente negocio burgués con ramificaciones inmobiliarias, mediáticas y pseduo-universitarias.
La reconversión de una organización sin fines de lucro en una Sociedad Anónima, no solo es obra y gracia de doña Hebe, si no también de un aparato de militancia estatal que adopta los mismos métodos de censura que tan estoicamente combatieron las Madres en la época de la dictadura.
Lo ocurrido en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), en donde el Ministro Amado Boudou, y la titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, sólo dejaron ingresar a medios afines al gobierno, es la afirmación de esta ahora irreconocible organización.
Que ironía que aquellas madres que hace tres décadas golpeaban las puertas de los medios de radios y televisión para realizar su reclamo y dar a conocer su lucha a la opinión publica, ahora prohíben el ingreso a los periodistas que no forman parte del aparato informativo estatal y ocultan sus actividades a la opinión publica.
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